Cuando tenemos problemas de fuertes magnitudes el único espacio para la felicidad es el sueño, uno se acuesta a dormir después del fuerte tormento y angustia... tal vez exhausto por el ejercicio mental y el desgaste moral... al instante perdemos el conocimiento y empezamos a soñar que los problemas han sido resueltos o quizá sigamos con la misma angustia con la que nos acostamos, probablemente nos visualizemos en una situación peor a lo que se presenta en la realidad, con consecuencias devastadoras. Personalmente he experimentado la primera situación, suelo soñar que los problemas se resuelven y creo que la realidad es la que esta sucediendo en mi mente. Al despertar pierdo la noción del tiempo y de las cosas, como si una amnesia se apoderara de mi momentaniamente; despierto con un animo estable y con una serenidad producto de la inercia de las imágenes mentales que he tenido... después regresa esa situación incomoda aunque resulto más fortalecido para enfrentarla, incluso para aceptarla.
Lo curioso de estas experiencias tiene que ver cuando uno se confunde y no sabe cual es la realidad. A veces uno puede creer despertar por la mañana para ir a trabajar o hacer sus actividades cotidianas para despues abrir los ojos con un sobresalto descubriendo que no fue real lo que paso.
Soñar cosas buenas nos fortalece anímicamente aunque después descubramos que no son ciertas, en algunas ocasiones las respuestas están en los mismo sueños y también en muchas ocasiones las pesadillas no se comparan con la realidad que suele ser mas dolorosa.
Siempre he recomendado dormir unas horas a las personas que conozco y que tienen algún problema grave o no tan grave... la angustia, la tristeza o el enojo nos hace actuar de manera irracional cuando estamos en un estado alterado, por tal motivo siempre he pensado que unas buenas horas de sueño ayudan a mejorar la situación.
carlosgrunge
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